Trampas 05 - Crisis en la Educación

La propuesta de este número de la revista Tram(p)as de la comunicación y la cultura es debatir algunos aspectos de la crisis en la educación. La crisis consiste, precisamente -sostenía A. Gramsci-, en el hecho de que lo viejo muere, pero lo nuevo no puede nacer. De allí que la crisis, además de ser una zona de desconcierto, representa un desafío a la imaginación creadora. Es allí donde la crisis anima al pensamiento estratégico, pero construido colectivamente; y es allí donde la Universidad, en diálogo más que nunca con la sociedad (de la cual es parte), debe acompañar los procesos colectivos de construcción de lo nuevo, desde la producción de conocimientos y desde la acción transformadora. Pero la construcción de lo nuevo no tiene que pensarse como un modelo ahistórico y mágicamente original. “Nada se crea ex-nihilo (de la nada)”, decía Saúl Taborda hace más de setenta años.

Experimentamos, al menos, tres dimensiones de la crisis. La primera dimensión es la crisis de los “contratos sociales” globales y de los imaginarios de retribución y de justicia que ellos sostenían, lo que hace que proliferen diversos lazos sociales y nuevos conflictos. La segunda dimensión es la crisis de la adecuación de los imaginarios de movilidad y ascenso social con las condiciones materiales de vida, debido a las diversas formas del ajuste estructural; lo que ha generado novedosos aspectos de la pobreza. La tercera dimensión, finalmente, es la crisis y deslegitimación de las instituciones representativas y de las formadoras de los sujetos sociales y de los ciudadanos.

La crisis, y en especial la crisis de la educación, alienta a mirar nuevos objetos de investigación y de intervención, a la vez que provoca diversas sensaciones frente a la opacidad de los procesos. Antes que desalentarnos en el “orden” de nuestras tareas, esa opacidad tendrá que animarnos a realizar otros abordajes de los procesos socioculturales. Esto es, abordar las zonas, los espacios sociales, los lazos y los polos identificatorios que forman sujetos y que, en el tramado de lo público, ejercen nuevas formas de politicidad. Para esto, tendremos que manejarnos con la guía de una noción de “educación” que sea capaz de dar cuenta de cómo, en espacios sociales en movimiento, los sujetos se reconocen y se forman ante interpelaciones múltiples.

Abordar los discursos y las prácticas populares urbanas múltiples que “entran” indisciplinadamente en las escuelas, haciendo estallar su capacidad formadora de sujetos y su estatuto de institución consagrada a la formación de los ciudadanos. Esto es, comenzar a comprender el papel educativo de los discursos mediáticos, los discursos callejeros, los discursos “comunales”, los discursos del mercado. En última instancia, será un desafío reflexionar y evaluar la articulación de esos discursos y prácticas con nuevas formas de conformismo o con proyectos transformadores.

Abordar, también, los múltiples espacios y organizaciones populares, donde se desarrollan procesos educativos, en cuanto en ellos los sujetos se forman “con” el ejercicio del protagonismo popular y de la ciudadanía, en el proceso de su manifestación pública y de su lucha política. Abordar, en fin, no tanto cómo trabajar para superar (ordenar, normalizar) el conflicto desde alguna plataforma organizacional o institucional más o me-nos estable e ilusoriamente transparente, como si el conflicto fuera externo a nosotros. De lo que se trata es de invertir la perspectiva del abordaje; es decir, comprender los modos en que el conflicto trabaja en nosotros.

Y para concluir, una apelación a la memoria. Fue Saúl Alejandro Taborda, pedagogo cordobés, quien prematuramente vislumbró otras crisis educativas: las zonas en que hacía agua la “pedagogía oficial”. Taborda fue rector del Colegio Nacional de La Plata en 1921, pero ha sido injustamente olvidado o negado por la sucesión del positivismo y el liberalismo de nuestra Universidad. Ignorado a tal punto que, en la página Web del Colegio Nacional, su nombre aparece cambiado: dice “Alejandro Taboada”.

Taborda señalaba tres cuestiones interpeladoras para nuestra actualidad de crisis educativa. La primera es que las instituciones “copiadas” de los países centrales suelen cargar con las contradicciones que les dieron origen y que no son las propias de nuestro contexto; por eso tienden a ver-se excedidas frente a las crisis. La segunda: hay hechos culturales-educativos preexistentes que deben relacionarse dialécticamente con los idearios de la revolución, para evitar la desmemoria que implica la fascinación mágica por lo novedoso. La tercera, que todas las prácticas y las formas político-culturales de la comunidad, que cargan con sus antagonismos, son educativas y poseen su propia didáctica. El desafío, otra vez, es vincular la memoria con el proyecto en la construcción del pensamiento estratégico, capaz de articular la imaginación creadora con los movimientos sociales, culturales y políticos para construir una sociedad más justa y más humana.


Florencia Saintout
Jorge Huergo
Directores



Indice

ANCLAJES

"Crisis, Instituciones y Políticas Educativas"
Gustavo Oliva

"Una Mirada Pedagógica a la Crisis de la Educación Argentina"
Julia Silber

"Instituciones Educativas y Transformaciones Culturales"
María Belén Fernández

"¨SOS¨ Instituciones Educativas"
Lucía Garay

"Algunos Sentidos para Pensar la Crisis de las Universidades Públicas"
Mónica Ros y Glenda Morandi

CONVERSACIONES

Entrevista con Adriana Puiggrós
"Argentina Tiene una Grave Problema de Herencia, de Transmisión de la Cultura"
por Magalí Catino

NOTA AL PIE

"La Iglesia Católica, la Política y los Medios"
Washigton Uranga