Trampas 08 - Espacio Público

Jürgen Habermas, en Facticidad y Validez, señala que “uno tiende a valorar con muchas reservas las oportunidades que la sociedad civil puede tener de ejercer influencia sobre el sistema político. Sin embargo, esta estimación sólo se refiere a un espacio público en estado de reposo. En los instantes de movilización empiezan a vibrar las estructuras en las que propiamente se apoya la autoridad de un público que se decide a tomar posición. Pues entonces cambian las relaciones de fuerza entre la sociedad civil y el sistema político”.

Piqueteros, caceroleros, cartoneros, asambleas, desde antes los jubilados, tradicionalmente los partidos políticos, constituyen en el espacio público la visibilidad de sus demandas, peticiones, requerimientos y hasta anhelos. Los ciudadanos son portadores del espacio público, afirma Habermas.

La irrupción de las manifestaciones sociales los pone en evidencia ante el resto de la sociedad y, como ellos desean, ante los poderes constituidos, llámese a éstos los emanados de la constitución, o los grupos o factores de presión.

El espacio público, entonces, toma cuerpo, forma; en él se dan las movilizaciones, las protestas, a él irrumpen los géneros, pero también en él se da la violencia. El espacio público es un lugar de inclusiones, de representaciones, pero a la vez de ausencia, de omisión y, muchas veces, trágicamente, de violencia y muerte. Y es éste el límite, como bien destaca la autora de La condición humana, Hannah Arendt: la lógica de la violencia es incompatible con la lógica del poder comunicativo, con la violencia se pueden producir muchas cosas, se destruye el poder, pero la violencia “nunca puede convertirse en su sustituto”.

Lo que destaca al espacio público es su dinamismo. La exhibición de estas nuevas formas de ser de la sociedad han significado la desaparición de esos lugares de las formas tradicionales que ocupaban ese territorio; hoy, los partidos políticos no se constituyen en ese lugar para sus encuentros, actos o mitines. El espacio público entonces se configura a partir de la aparición de fenómenos y la exclusión de otras manifestaciones. A diferencia de lo que destacaba Arendt, ahora la esfera pública no se caracteriza por la igualdad.

Justamente, que la sociedad con sus distintas formas de protesta haya irrumpido en el espacio público, y en forma paralela los partidos políticos se retraigan de la escena, significa la no existencia de un diálogo. Las formas tradicionales de representación del sistema democrático de los no tan tradicionales gobiernos latinoamericanos, se encuentran en crisis.

Según Kant, “el espacio y el tiempo no son cosas percibidas, sino modos de percepción”; en sentido amplio, lo que se da en el espacio público se constituye como fenómeno a partir de la visualización por esa misma sociedad que los personifica, los analiza, los critica, les da forma, vida, permanencia y fin.

En este número, Tram(p)as de la comunicación y la cultura intenta dar cuenta del espacio público, y de la existencia de un problema en el vínculo dialógico entre la sociedad y sus dirigentes políticos. Somos conscientes que los cruces de los diferentes autores no llegan a dar cuenta de la amplitud del tema. Espacio público y pobreza, y niñez, y contaminación, y comunicación visual, espacio público e idiomas, espacio público y televisión, y gráfica, son las temáticas no abordadas. Queda en el lector, quizás como ejercicio de apreciación y reconocimiento de ese lugar, las múltiples dimensiones no abordadas.

Afirma Jesús Martín Barbero que “el espacio público de América Latina aparece históricamente confundido con, o subsumido en, lo estatal”; ese lugar hoy de libertad y exclusión, de participación y violencia, de manifestación y vacío a la vez, ha sido ganado por las diferentes formas de ser que se ha dado la sociedad civil.

Para Habermas, los ciudadanos son portadores del espacio público. Según Arendt, el objeto de la política es la libertad, “el poder brota de la capacidad humana, no de actuar o hacer algo, sino de concertarse con los demás para actuar de común acuerdo con ellos”. La apelación al compromiso, a la participación, a constituirnos como ciudadanos que exigen y son conscientes de sus derechos nos lleva a reconocernos como una sociedad que, consustanciada con sus propios males, se obliga a ser artífice de sus soluciones.


Florencia Saintout
Jorge Huergo
Directores



Indice

ANCLAJES

“Espacio Público y Manifestaciones Sociales en la Argentina”
Gabriel Negri, Cristian Varnier y Carlos A. Toledo

“¿Es Posible Reconstruir el Espacio Público?”
Sergio De Piero

“Asamblea, Espacio Público y Subjetividad”
Aníbal Ilguisonis

“Comunicación y Confianza. El Diálogo Roto entre la Ciudadanía y sus Dirigentes”
Hartmut Hentschel

“Las Mujeres en la Esfera Pública”
Laura Graciela Rodríguez

“Piquetes y Cacerolas. Opinión e Imaginario Estudiantiles sobre el Espacio Público”
Ramón Flores y Carlos Rojas

“Espiando Tram(p)as de la Comunicación Política”
Máximo Bontempo y Pablo Delgado

CONVERSACIONES

Entrevista a Héctor Schmucler.
“Es Preciso Hacer Investigación como si las Cosas Siempre Estuvieran en Crisis”
por Adela Ruiz y M. Soledad López